lunes, 17 de agosto de 2015

Rota en pedazos de luz

Y hay tantas sombras de ti que no distingo, tanto colores que no puedo ver, que cuando me asomo desde fuera, alcanzo la penumbra, y es cuando me envuelve el hormigueo por los pies, la mirada que recorre y la garganta se me hincha de luz, de luz pajiza que no sabe a dónde dirigirse. Respiro porque en lugar de pensar siento, intentando comunicar en un estúpido teclado que creo que mi maraña ya no está de mi lado; el camino me pone gigantes que otras veces me parecen molinos, los valores se entrecruzan, se desafían y no quieren que decida; porque dejo el ámbar que me hiere y me aburre para entrar en el sepia de tu memoria y el bermellón de mis ganas, y es entonces cuando el paralelepípedo se desvanece y entro en una orgía de pliegues y relieves, que tú no has visto pero siento tan dentro que podría ser la montaña mágica, esa que es roja y en la que por fin he podido entrar sin miedo a perder mi identidad, y es que ya no importa convertirme en bruma que levita, sin necesitar los bordes picudos que entorpecen mi mirada. Y para qué defenderme de la niebla cuando puedo refrescarme en ella, apartar el azul oscuro casi negro y convertirlo en un manto que ya no me asusta ni me duele.

Verano Invencible

Fue fácil de repente para mí dejar que me asfixiara el cieno ajeno, fácil respirar aire puro en un lugar inexplorado, dejar de repente de sentir que el mundo era pequeño, finito, vacío, frustrante, y que yo formaba parte de  forma impepinable. Ver todas las posibilidades a mis pies, la inocencia que vuelve, que da saltos en el aire, se sienta y se vuelve a poner de pie, llorando de risa y verlo todo como desde fuera, relativizando, haciéndolo todo más sencillo para mí. Entendiendo cuánto tengo que entrenarme aún, para comprender que he de conseguir que en mí se quede este verano invencible, aun cuando fuera a veces todo pugne por darme frío y el invierno atroz amenace, pero disimule y no se haga responsable. Ya no quiero pensar más si es imaginario, justificado, inintencionado; solo quiero seguir mirando hacia ese mar que me acompaña, que me espera, al atardecer que me serena y perdonarme si alguna vez falto a mi promesa y vuelvo a sentirme vulnerable, a sentir que el invierno arrasa todo mi verano, a necesitar una chaqueta ajena para abrigar mi alma. Aprenderme de memoria todas y cada una de las cosas que tengo, que soy, enumerarlas mientras tiemble. Que ya aprendí a ser como el niño de Kim ki duk, a ponerme una piedra para enteder y pagar cómo sienten los otros; a entender, como Old Boy, que hay que seguir sin preguntarse, y, como Stoker, aceptar la propia rareza, la propia esencia. Porque Camus ya lo predijo, y hasta el cine está de mi lado.

martes, 4 de agosto de 2015

Jonás



A veces los demás se vuelven un desafío que nunca hubiera esperado. Que me oyen como un arrullo lejano, que me ven pero como a través de una pantalla. Y yo me pregunto cuál es el mecanismo que lleva a ese ensimismamiento, a ese complejo de Jonás y esa piedra-losa de Sísifo. No puedo evitar hermanarme con toda esa ciénaga, pero me protejo. No puedo quedarme cerca porque me destrozaría si estuviera tan pegada que pudiera sentir aún más la incapacidad para ver, para estar ahí de verdad. Yo también necesito seguir mi propia senda, porque en la tuya, o en medio de las dos, me hago daño. Y no voy a seguir pensando en las posibilidades, si podrías ser de otra manera, dejar de hablar del pasado como tu tesoro más preciado, si podrías tratarme como yo quisiera, si antes, con otros, has sido de otra forma, y estabas ahí de verdad. Voy a quedarme sólo con el amanecer, aunque eso suponga dejar  de lado una parte de mí, esa que puedo compartir con todos, menos contigo. Y es que a veces no sé si lidio con un monstruo, con un pobre ser, o con un genio frustrado; o todas esas cosas a la vez. 


Julio contaba que las emociones de los vivos llegan a los muertos como si fueran cartas, y que él había querido volver a la vida por la mucha pena que le daba la pena que su muerte nos había dado. Además, decía, estar muerto es una cosa que aburre. Julio decía que andaba con ganas de escribir algún cuento sobre eso.

domingo, 2 de agosto de 2015

Inocencia es el niño

Con este nudo sigo andando, miro hacia adelante y sonrío porque sé que puedo salir de las grietas, que tú me ayudas y me esperan detrás del muro todas las estrellas, todos los soles, las canciones, la voz que andaba retozando a solas y los momentos compartidos, todos los dibujos que estaban dormidos en mis dedos, volver a entrar en una piel distinta, y escuchar de nuevo y para siempre el canto de la noche, a la hora de los manantiales y de los amantes; la sensibilidad en mil formas de manifestarse; y no, ya no me doy la vuelta, ya no quiero mirar atrás, en el pasado que es la historia que nos contamos a nosotros mismos. Nunca fui camello, nunca fui león; lo que habita siempre en mí es el niño. Inocencia es el niño. La de jugar a guerra en la selva, gritando, aullando en la fría niebla.

sábado, 1 de agosto de 2015

A Oscuras


Estos dedos que hoy con el viento se deslizan, están creando nuevas formas, tan sólo imaginadas por mí antes, mucho antes, hace tanto que ya ni lo recuerdo; y me voy desempolvando, desenterrando poco a poco, es difícil, emotivo y doloroso; cambiar el lado en que te miro, hacerlo a solas, mirarme a mí, obligarme a hacerlo; me gusta pero no puedo evitar mirar de reojo, buscar al otro lado, dejar volar la imaginación a los lugares que siempre suele ir; el de la caricatura, la buena cara, la exigencia de ser perfecta, la condena autoimpuesta, y poco a poco me voy quitando las cadenas, creando y buceando en mis entrañas; redescubriendo lo que me mueve y permitiéndome hacerlo. Y no sé si estarás ahí para verlo. No sé ni tan siquiera si te importa. Pero me pierdo en la disciplina de este cambio, y no quiero, me obligo a no pensar en ti; estoy a oscuras, porque he venido a por mí.



jueves, 30 de julio de 2015

En el nombre de la Ira

Ojalá con esta rabia que siento pudiera derribar muros, construir otros, darte a ti con ellos, y aprender a no necesitar nada más que eso que llevo dentro y que aún no he explotado, esa mina que me alienta y por la que siento tanta ira, por no haberle prestado atención, por no ser más clara, por estar escondida, por no haber encontrado su camino por sí sola. Este orgullo que hace que me resista a aceptar que no importa el tiempo perdido, que aún puedo hacerlo, pero para mí no es suficiente, porque hubiera querido tomarla de la mano, y de qué me sirve, cuando los demás tampoco me gustan, me parecen cobardes, egoístas, ególatras, y eso debiera hacer yo; no tener escrúpulos, pensar sólo en mí, decir la verdad aunque duela, aunque piense que no es justo y me puedo equivocar. Pero qué puedo decir yo, si no me aprovecho, no me reinvento, que voy a morir potencia, pudiendo ser acto.
Pero esto no es una elegía, ni un romance ni una promesa. Porque lo que se promete, se duda.  

Y es que con tanta porquería
la que nos mandan desde arriba
levantamos paraísos 
de inmundicia y alegría.

sábado, 27 de junio de 2015

Tu viaje, mi viaje

Y yo quiero también llevar una maleta que no pese, unos recuerdos que no me ahoguen, tener unas necesidades que no me condicionen. Quiero, como tú, mirar la luna y que con eso sea suficiente. Sentirme arropada por las montañas, las luces y las olas, y sentirme acompañada y agradecida. Leo y leo esperando poder empaparme de ese espíritu, saber como tú que el miedo es pasajero, ser consciente de que todo es un suspiro, que no tengo que aferrarme a nada, y menos a ti, ni entrar en la dinámica de esperar, de esperarte, de frustrarme. Que ya me sé todala teoría, que si el ego, que si la libertad, que si aceptar. Todo me lo sé, pero la práctica es distinta. Y me canso de sentir que soy una alfarera sin barro, o que no sé moldear el mío.

viernes, 1 de mayo de 2015

Aquí está la Rosa... Bailemos con ella

Las campanas siempre resuenan desde el mismo lado, y a veces, las miro con nostalgia. Forman parte de mí. Otras, en cambio, odio que estén ahí, tan calladas y chirriantes. Y entonces me viene el silencio que se volvió costra una vez que Juana Inés tuvo que callar, como ellas.
No quiero un recordatorio constante, una rutina de iglesia y fuentes con agua... quiero que Schopenhauer tenga razón, poder seguir su ejemplo... o que la vida tenga la magia que promete y poder bailar con la rosa de Hegel, y su olor a cuestas. -El recuerdo conmigo, y yo con nadie-.
La esfinge no va a irse nunca, eso lo sé, pero puede que las campanas algún día se conviertan en un arrullo, y me mezan cuando quiera dormir.  Entonces veré el mundo como desde fuera, me observaré a mí, y podré reír aunque no entienda, aunque no encuentre el sentido en cada paso. Aunque no estés. Y no esperar nada, ni tan siquiera a la primavera, ni siquiera a ti. Revolcarme con los libros, hacer el amor con Nietzsche, y decirle que sus palabras me acarician, pero no me sirven.


Tocaba a rebato la campana desatada por la alarma o la alegría o quién sabe qué, y por primera vez nadie la entendió. Un gentío se juntó en el atrio mientras la campana sonaba sin cesar, enloquecida, y el alcalde y el cura subieron a la torre comprobaron, helados de espanto, que allí no había nadie. Ninguna mano  humana la movía. Las autoridades acudieron a la Inquisición. El tribunal de del Santo Oficio declaró nulo y sin valor alguno el repique de la campana, que fué enmudecida por siempre jamás y expulsada al exilio de México. Juana Inés de Asbaje abandona el palacio de su protector, el virrey Mancera, y atraviesa la plaz mayor seguida por dos indios que cargan sus baúles. Al llegar a la esquina, se detiene y vuelve su mirada hacia la torre, como llamada por la campana sin voz. Juana Inés le conoce la historia. Sabe que fué castigada por cantar por su cuenta.

lunes, 20 de abril de 2015

La Presa que se lanza sobre la Fiera

-Lacan podía meterse sus fantasmas por el orto. Yo estoy cansada de los míos, tendré que bailar con ellos a ver si se marean, y se van a otro lado. No me dejan tener confianza, depositarla, ni cambiarla de lugar. Y para colmo, me devuelven una imagen de mí que no es la mía, y una frustración por parte de fuera. Podría coger la estética del matrimonio de Kierkegaard y lanzársela a alguien a la cabeza...
- ¿Qué pasa con Kierkegaard? ¿Es por él, o por el tema en sí del libro?
- No, mira lo que dice: "Ya ves que tu vida se resuelve en simples episodios en que buscas apenas lo interesante... Si, al menos, se pudiera esperar que la energía que te inflama en esos instantes tomara forma en ti, coordinara tu vida, y la ensanchara, harías seguramente grandes cosas. Porque entonces te transfiguras. Hay en ti una inquietud sobre la cual flota, sin embargo, la clara lumbre de la inteligencia; tu alma se concentra por entero en el único punto que te ocupa; traza tu razón cien proyectos; todo lo dispones para el ataque. ¿Sufres un fracaso en una dirección? Instantáneamente, tu dialéctica casi diabólica se pone a explicar el fracaso, haciéndolo servir a una nueva táctica. Planeas constantemente por encima de ti mismo, y si bien cada una de tus diligencias es por lo menos igualmente decisiva, te reservas, sin embargo, una facultad de interpretación que, con una palabra, puede alterarlo todo. Agrega a ello la efervescencia del sentimiento que le anima. Tus ojos lanzan centellas, o más bien pareces tener cien ojos que brillan, todos ellos en acecho; un rubor fugitivo pasa por tu rostro; te apoyas firmemente en tus cálculos, y sin embargo esperas con una terrible impaciencia. Creo, querido amigo mío, que en definitiva te engañas, y que al imaginarte, como dices, que "captas" a un hombre en su hora afortunada, apenas si te haces cargo de tu propia exaltación. Tienes tanta energía concentrada que llegas a ser creador de ella. Yo he admitido, por esa razón, que tu conducta no es tan perniciosa para el prójimo; pero, en cambio, es absolutamente funesta para ti". 
- No veo ninguna relación contigo...
- Ni yo tampoco, eso es lo más molesto. Tuve que seguir con Oscar Wilde, y entonces me enfadó porque en Un marido ideal, obra de teatro súper victoriana, tanto los hombres como las mujeres, son machistas...
- y ¿De qué te sorprendes? Época victoriana, siglo XIX, tú misma lo has dicho
- Pues porque... porque... es Oscar Wilde, pensaba que era más listo... repudiado en su propio tiempo... No busques nada racional en mis enfados de hoy, no lo hay.  Así que hoy en clase voy a hablar de la irracionalidad en la inteligencia, y de cómo la libertad entre varios se resuelve con la fuerza o con la razón o con los actos benévolos. Y lo voy a relacionar con Salomé, que cuando no obtiene lo que quiere, va cortando cabezas. Si es que ya lo sabía yo, que me tengo que volver como ella. La presa que se lanza sobre la fiera. Lo único que me gustó de Un marido ideal fue Lord Goring, el humor y la forma de no tomarse nada en serio nunca; puede que esa opción sea menos peligrosa que la de Salomé...  Mira, mira lo que dice:
 LORD CAVERSHAM.- ¿Cómo? No comprendo lo que quieres decir. Quiero tener una conversación seria con usted, caballerete.
LORD GORING.- ¿A esta hora, papá?
LORD CAVERSHAM.- ¿Y qué? No son más que las diez. ¿Qué tienes que decir de esta hora? La encuentro admirable.
LORD GORING.- ¡Si es que hoy no es el día que tengo destinado para conversaciones serias, papá! Lo siento mucho, pero no es mi día.
LORD CAVERSHAM.- ¿Qué quiere decir con eso, caballerete?
LORD GORING.- Durante la «season» no hablo en serio más que el primer martes de cada mes, de cuatro a siete.
LORD CAVERSHAM.- Bueno; pues suponte que estamos hoy a martes...
LORD GORING.- Pero ¡si son más de las siete, papá, y mi médico me ha prohibido toda conversación seria pasadas las siete!
Luego, eso me hace hablar en sueños.
LORD CAVERSHAM.- ¿Hablar en sueños? ¿Y qué importa eso? Tú no estás casado...
LORD GORING.- No, papá; no estoy casado.
LORD GORING.- Entra aquí, papá; tus estornudos parten el corazón.
LORD CAVERSHAM.- ¡Alto ahí, caballerete! Creo que tengo derecho a estornudar cuando se me antoje.
LORD GORING.- (Disculpándose.) Ni que decir tiene, papá. Me limitaba a expresarte mi simpatía.
LORD CAVERSHAM.- ¡Al diablo la simpatía! Hay ya demasiada en las cuestiones de hoy día.
LORD GORING.- Opino exactamente lo mismo que tú, papá. Si hubiese menos simpatía en el mundo, habría menos dificultades
LORD CAVERSHAM.- (Dirigiéndose hacia el salón de fumar.) Eso es una paradoja, caballerito. Detesto las paradojas.
LORD GORING.- Y yo también, papá. Todas las personas que se encuentra uno hoy día son paradojas. Es muy molesto. ¡Por eso la sociedad está tan adelantada!
LORD CAVERSHAM.- (Dando media vuelta y contemplando a su hijo, con las espesas cejas fruncidas.) ¿Comprendes siempre realmente lo que dices?
LORD GORING.- (Con una ligera vacilación.). Sí, papá, cuando escucho con atención.
LORD CAVERSHAM.- (Indignado.) ¡Cuando escuchas con atención!... ¡Criatura presuntuosa!.
LORD GORING.- (En tono de súplica.) Mi querido papá, si no tengo más remedio que casarme, me permitirás seguramente elegir la fecha, el sitio y la persona... Sobre todo, la persona.
LORD CAVERSHAM.- (Malhumorado.) Eso es cuenta mía, caballerete. Harías con toda seguridad una elección de lo más deplorable. A mí es a quien hay que consultar primero. A mí deben consultarme, y no a ti. El título está en juego. No es un asunto afectivo. El afecto llega más adelante, en la vida conyugal.
LORD GORING.- Sí; en la vida conyugal el cariño llega cuando los esposos han acabado por odiarse ferozmente. ¿Verdad papá? (Ayuda a su padre a ponerse el abrigo.)
LORD CAVERSHAM.- Claro, caballerito. Claro que no, he querido decir. Estás diciendo muchas tonterías esta noche. Lo que terepito es que el matrimonio es un asunto de sentido común. 
LORD GORING.- Pero ¿no es curioso, papá, que las mujeres con sentido común sean siempre feas? Como es natural, hablo sólo de oídas. 
LORD CAVERSHAM.- Las mujeres, feas o guapas, carecen de sentido común. El sentido común es un privilegio de los hombres.
LORD GORING.- Tienes razón. Y nosotros los hombres somos tan altruistas que no lo empleamos nunca; ¿verdad, papá? 
LORD CAVERSHAM.- Yo lo empleo, caballerete. No empleo otra cosa.
LORD GORING.- Eso dice mamá.
¿Ves? ¡Pues Me hace gracia y me cabrea!
- Vaya un humor de perros tienes hoy




Dicho sobre Hannah Arendt

"Era una mujer bella, atractiva, seductora, femenina. [...] Sobre todo
tenía unos ojos brillantes, que centelleaban como estrellas cuando estaba
feliz o apasionada, pero también eran como estanques oscuros, profundos
y alejados en su interioridad. Hannah tenía algo de impenetrable
que parecía reposar en la profundidad pensativa de sus ojos"

domingo, 19 de abril de 2015

La mirada de los otros

La definición spinoziana de la esencia del amor en la Ética demostrada según el orden geométrico queda formulada en los siguientes términos: «e l amor es una alegría acompañada por la idea de una causa
ex terior». Por su parte, el deseo podría definirse como «e l apetito acompañado de la conciencia del mismo». en la versión criticada por Spinoza el amado importa de una manera muy particular: importa en la medida en que es fuente de alegría, sin contemplar el conocimiento de él.
Con otras palabras, este amado es únicamente ocasión, oportunidad, mero soporte material para la idea preconcebida del amor que pueda tener el amante. La desesperada necesidad con la que se buscan, por más apasionada que parezca, es meramente instrumental: se necesitan el uno al otro para arder en el fuego de la pasión, pero ninguno de ellos necesita verdaderamente al otro tal como es, en su real y concreta especificidad. el amor es ana cuestión de supervivencia para el individuo. Lo que aparece como contento o júbilo se basa en realidad en una carencia fundamental inscrita en lo más íntimo del corazón humano: para no amar, había sostenido también el filósofo cuando era joven, haría falta no conocer, pero no amarr equivale a no ser. Bien pudiéramos decir, entonces, que el mundo provoca en el amante la alegría del nmor, pero no la crea.
Es imposible amar intensamente a una persona manteniendo al mismo tiempo la convicción de que su lugar podría ser ocupado por cualquier otra. Se diría que la lógica de funcionamiento interno del amor exige considerar al amado como único e irrepetible. El necesario conocimiento del mismo solo puede seguir, por tanto, la dirección de afirmar su especificidad. Pero el caso es que determinadas personas desencadenan en nosotros dicha emoción mientras que otras no lo hacen en absoluto, y no está claro que Spinoza disponga de una explicación para ello. L o cual acaso no debiera ser valorado como una deficiencia de su planteamiento, sino más bien como el reconocimiento por su parte del irreductible elemento de misterio que acompaña a toda relación amorosa.
La necesidad de que el objeto de amor sea independiente del amante (puesto que en caso contrario no habría genuino florecimiento del yo) constituye, en cierto sentido, el sensor de la emoción amorosa, que es vivida por este de manera tanto más intensa cuanto más siente depender de la persona amada, hasta el extremo de que ni la felicidad misma le resulta capaz de concebir sin ella. Pero la conciencia de tal dependencia, señala Spinoza, es fuente de odio porque es conciencia del poder que posee el amado para disminuir el bienestar del amante. No poder poseer por completo al objeto amado genera el dolor de la angustia y de la frustración (que nada casualmente termina virando en odio cuando se produce esa perdida definitiva que es la ruptura).

Manuel Cruz: Amo luego existo

jueves, 9 de abril de 2015

Mi carta de Lord Chandos

A lo mejor soy capaz de decir todo lo que no sé expresar, en esta pantalla blanca y vacía.
A lo mejor puedo explicar con perceptos y afectos, los conceptos que no consigo que florezcan como mariposas mustias en este bosque inhóspito, donde voy huyendo de la lluvia que me empapa con interrogaciones, y con la nostalgia de un cuento colorido donde sí aparezcan rosales  y relojes.
Pero, donde habito, a veces, todo es gris, y yo me esfuerzo por ver salir al sol, por encontrar el musgo y el líquen, pero no me dejas. Y puedo comunicarme con todos, menos contigo, que te me escurres como la ceniza de un incendio cuya última chispa contemplo apagarse, porque no quieres creer que también hay fuego en ti, para ti; y prefieres recordar el ardor que en otro tiempo te impulsó. Y no me voy a quedar a mirar la última fogata. Pero me gustaría tanto verte florecer, ser partícipe de la armonía preestablecida en la que dejaste de creer, que voy a quedarme cerca, arropada por mi propio verano, haciendo crecer mi propia raíz, esa que me ayudas a ir nutriendo, por si algún día decides que prefieres arder la vida, salir de la tumba, y soplarla conmigo.


"Mi caso es, en dos palabras, el siguiente: he perdido completamente la facultad de pensar o hablar con coherencia sobre cualquier cosa. Al principio, se me fue volviendo imposible discutir sobre un tema elevado o general y pronunciar aquellas palabras tan fáciles de usar que cualquier hombre puede servirse de ellas sin esfuerzo. Sentía un malestar inexplicable sólo con pronunciar 'espíritu', 'alma' o 'cuerpo'. Encontraba imposible dar un juicio en mi interior acerca de los asuntos de la corte, los sucesos del parlamento o lo que queráis, porque las palabras abstractas que usa la lengua de modo natural para sacar a la luz cualquier tipo de juicio se me deshacían en la boca como hongos podridos. Esta infección se fue expandiendo paso a paso como una herrumbre que devora todo lo que queda a su alcance. Todo se fraccionaba, y cada parte se dividía a su vez en más partes, y nada se dejaba sujetar ya por un concepto.  Por el contrario, se me presentaban con mayor fuerza cualquier criatura, un perro, una rata, un escarabajo, un manzano atrofiado, unas roderas serpenteando sobre la colina, una piedra cubierta de musgo"
 Hugo von Hofmannsthal.

jueves, 2 de abril de 2015

Antígona, dentro y fuera de la tumba

- Nunca me hablas del tránsito de tu vida, de los giros que te han traído hasta aquí
- Esta vez, es distinto. Es de noche y no quiero hurgar en la herida. Me gustaría entender, profundizar, desde la tranquilidad de saberme fuera de una condena.
Hubo un tiempo en que yo dormía. Hubo un tiempo en que el mundo durmió, esperando, a mis pies. Primero fue la huida, la escapada al mar, con tintes de pérdida; luego fue la desidia, el dejarse vivir, con el tiempo pasando sobre mí; y luego fue la esperanza, lenta y silenciosa; la voz que no se escucha a sí misma, que después, una vez pasado el tiempo, puede leerse entre líneas y descubrirse. Y después llegó el sueño, el silencio. Olvidarse mucho de uno debería estar prohibido por ley. Hay cosas que se hacen con naturalidad, conectar con una propia sensación, adueñarse de ella, expresarla, dejar constancia de ella. Escribiendo, actuando, hablando; de cualquier forma.
 Después es fácil de ver; cuando ya has salido de esa tumba en la que no entraste por voluntad propia, pero sí decidiste quedarte, por esa manía de pensar que las cosas pueden ser distintas, que de verdad se puede razonar y hacer mejor a otras personas. Y durante todo ese tiempo, hubo el miedo. Miedo al silencio, que es el peor de todos. A la falta de vida, a la soledad más absoluta. Quedarse dentro porque no sabes lo que habrá fuera, y temes que no haya nada. Odias el lugar que habitas, pero no te atreves a abandonarlo. Y es cuando todo se convierte en una locura. Ahí, y no en otro lugar, comienza la locura.
Y al salir es tan fácil, mirarlo todo con perspectiva se vuelve tan sencillo... no te sientes bien, no estás orgullosa, pero entiendes y te alegras de estar fuera. Vuelves a los libros, a la vida experimentándose a sí misma. Vuelves a un camino que no sabes dónde te lleva; y comprendes que es mejor que el camino que parecía indicarte un lugar seguro. Porque la única seguridad que encontrabas en aquél, era la del sufrimiento. Este, el nuevo, no es el camino seguro de la ciencia, ese nunca te gustó. Siempre te empujó el de la incertidumbre, el de vivir de verdad ahora. Por eso dormir es sólo el tránsito que devuelve a la vida, la anestesia tranquila pero que te va minando por dentro. Y prefieres observar, dormir cinco horas, que cada día sea un nuevo aprendizaje, sensaciones nuevas y vivencias elegidas, verdaderas. Y un día entiendes que no quieres seguir culpando, por lo que dejaste de hacer, de ser, por mucho que sientas que otras personas te empujasen a hacerlo. Aprendes a tomar las riendas, a hacerte responsable, a confiar, de una puñetera vez, que el maldito Occam tenía razón, y tu intuición es el mejor arma que posees. Tienes que confiar en ella. No ser tan dura si te equivocas. Pero escúchate, tu cuerpo, tu mente, son sabios; al menos te dicen por dentro lo que quieren, y lo que no. Y tu única misión es verbalizarlo, poner límites. La fe sólo es buena cuando la canalizas hacia un posible, hacia algo que depende de ti.
- ¿No tienes miedo de volver a esa tumba?
- Lo tengo. Pero estoy tan lejos de ella, que ni la veo. No me considero una gran creadora, no escribo novelas, poemas, ni obras de teatro. No hago muchas cosas que hacen las personas que crean. Pero sí soy capaz de sentir, de tocar lo que otros hacen, de emocionarme y vivirlo como mío. Los cimientos ya no se tambalean, los reconstruyo con todo mi cariño, les pongo tierra fresca, me siento a sus pies, y les cuento un cuento lleno de ventajas. Las que ahora veo, las que ahora tengo. Y me aferro a ellas. Y ahí es donde me quedo. Y en la conexión que por fin encuentro de nuevo, conmigo misma, con los otros, con el mundo. Donde ya no hay pugna constante, donde mi esencia vuelve, y por fin me reconozco, disfruto, me río, me cuestiono, y la soledad ya no me asusta. Estoy en el paso necesario que me lleve a crear de verdad. En el paso previo del reconocimiento absoluto, en la mitad de la estepa florecida que sabe que llegará al bosque.

"Una vez me escribió para preguntarme qué significa esta canción. Está llena de enigmas y simbolismos. Pero en realidad, habla sobre el maltrato, maltrato de cualquier tipo. Y la necesidad de salir de él." 

miércoles, 1 de abril de 2015

Entretanto, entretiempo

- ¿Sabes? Se lo contaba hoy a mi abuela... Ella tiene 89 años, y es una mujer lúcida, culta, abierta, como pocas. Y no porque la vida le diera esa oportunidad, no porque en su día pudiera estudiar; no. Ella fue una mujer de su casa, con su marido, como lo eran casi todas. Fue al colegio, conoció a mi abuelo a los trece años, y trabajó pintando figuritas de belén, vírgenes y demás, hasta que se casó. Pero su mente, por suerte, siempre ha viajado sin boleto, y le hubiese encantado conocer mundo. Pero como se hacía lo que mi abuelo quería, y el universo de él era mucho más pequeño, se tuvo que contentar con viajar a través de los millones de libros que leía. Y yo me deleito cada vez que la veo, que la oigo, con su humor y su sabiduría. También porque no sé cuánto tiempo me queda de poder disfrutarla...
- ¿Qué tipo de libros leía? y, ¿qué le contabas hoy?
- Leía todo lo que caía en sus manos. Y es que, eso es lo que me sorprende, le cuento a mi abuela lo mismo que le contaría a un amigo de confianza. Exactamente lo mismo, lo asombroso es que puedo hacerlo. Y me enriquece más, y me encanta sentir esa conexión. Pues le he contado que estoy bien, que últimamente no paro de reír, de disfrutar del día a día... le hablo de la gente de la que me rodeo, de la gente que ya no me rodea, y ella entiende, entiende todo. No me dice: "no hagas esto", o "tú lo que tienes que hacer es..." Me dice lo hermosa que estoy, y lo bien que me sienta coger peso, que eso es porque estoy bien. Le enseño fotos de las personitas que me importan, y le gustan todas. Me dice que disfrute, que soy joven, y me habla de lo antiguos que son algunos hombres, "sobretodo los de pueblo, hija, sobretodo los de pueblo..."
-  ¿En serio? Qué graciosa. Tu abuela te habla como una señora de alta alcurnia...
- Pues no lo es. Ha pasado hambre. Pero tiene una elegancia y una fuerza que ya quisiera Katharine Hepburn o Bette Davis. En su forma de ser, en su personalidad. Cuando se trata de nosotros, de su familia, es como una leona con sus cachorros. Y la ves tan pequeña, tan mayor, y tan fuerte todavía... que te da un vuelvo por dentro
- Entonces, ¿qué te pasa? ¿que tienes miedo de perderla?
- No... bueno, sí, pero la veo fuerte todavía. Pero me hace pensar en las cosas que puedo mejorar todavía, sin decirme nada. Y la sensación de que la vida no se acaba, y que es verdad eso de que cada día es una oportunidad nueva... Tengo que ser más...
- ¿Más...?
- ¡¡¡Va-lient-te!!!
- ¿En qué?
- Pues en todo. Pero, sobretodo, quiero arriesgarme más, salir más de mi zona de confort, hacer cosas que me dan miedo, explorar, y seguir disfrutando como lo hago. También quiero preocuparme menos por el trabajo, por el futuro... y dejar de compararme con lo que tienen, son o hacen los demás. Y no exigirme ser tan perfecta...
- ¿Eso es sobre tu amiga polaca? parece que está haciendo su efecto
- ¡Es letona!
- Eso...
- Pues sí, me enseña mucho verla actuar... me encanta rodearme de personas del Norte... ¡del Norte! tan alegres, risueñas, locas y valientes. Me da un contraste del que quiero aprender.
- Norteñas, locas y risueñas...
- Así sabemos ser


"Con solo mirarme, me liberas. Aunque yo me haya cerrado como un puño, siempre abres pétalo a pétalo mi ser, como la primavera abre con un toque diestro y misterioso su primera rosa. Ignoro tu destreza para cerrar y abrir; pero cierto es que algo me dice que la voz de tus ojos es más profunda que todas las rosas. Nadie, ni siquiera la lluvia, tiene las manos tan pequeñas" (A. Cummings, citado en Hannah y sus hermanas)

sábado, 28 de marzo de 2015

Sísifo y Novecento

- ¿Qué te parece el Mito de Sísifo?
- Pues que Camus escribió una obra de arte... tiene páginas que descartaría, pero en general, me encanta. ¿Por?
- Pues porque me encanta la fuerza que tiene, cómo empieza a hablar sin tapujos de la vida y la muerte, de la elección y del suicidio... me encanta porque es como si alguien de repente te diera un codazo y te dijera ¡eh, gilipollas, estás ahí, despierta! Como cuando Alessandro Baricco pone en voz de Novecento: "Es como un grito gigantesco, que grita y grita, y lo que grita es '¡Pandilla de cabrones, la vida es algo inmenso!, ¿queréis enteraros o no? Inmenso'" y...
- Qué bonito Novecento, el hombre que cuando tocaba el piano bailaba con el océano, viajaba a países donde había muchos tigres y mujeres con el pelo perfumado... Perdón... ¿ Y?
- ...Y  no sé, quiero que lo lean mis alumnos. Creo que necesitan leer algo con esa fuerza... a ver si Camus consigue despertarlos; yo no lo hago, no todo lo que me gustaría.
- ¡Me parece una idea genial!
- "Pero, ¿estás loca? ¿cómo vas a hablarle del suicidio a tus alumnos?" ¿No vas a decirme eso?
- ¿Por qué? Creo que es algo que puede llamar su atención; si no le enseñas la filosofía como disciplina, la filosofía de salón, y en su lugar, le hablas de la vida en estado puro; lo que tiembla en el temblor, les servirá más y te lo agradecerán siempre.
- Lo que tiembla en el temblor...
- Sí, el alma que está al nivel de lo atemporal, lo ideal para la creación, la vida experimentándose a sí misma. Tienen que pensar desde los límites para verse. No es una invitación al suicidio. Es una invitación a la vida. A la vida de verdad, la auténtica vida de la que hablaban él y su amigo Sartre.
- Creo que hay muchas personas que  son como Sísifo... incluída yo. Que llevan su piedra de un lado a otro, siendo su piedra su creación y su losa, las dos cosas a la vez, a un punto. Su mayor tesoro y su mayor condena. Y la dejan caer una y otra vez, esa es la condena. Veo eso muy claro a veces, en algunas personas que brillan para después oscurecerse. Pero no sé verbalizarlo. Como Antígona, lo veo todo desde la tumba, pero no sé ayudarlos; no sé salir.
- No es tu misión. Tienen que sacarse ellos solitos
- Pero... para qué he leído tanta psicología, si luego no sé aplicar inteligencia emocional con la gente que tiene una sensibilidad increíble, pero luego se les cae como una piedra, encima. Yo a veces sostengo la mía, me tiembla el pulso, pero la sostengo... cada vez se me cae menos, o eso intento, y creo. E intento, pero no me sale el grito para que no se les caiga a los demás. No sé evitarlo, ni entender por qué no sé hacerlo.
- A lo mejor es que quieres cargarte con piedras que no te corresponden. Mándale eso a tus alumnos. Ama, y haz lo que quieras, agustina.
- Haz de tu vida  una obra de arte... Nietzsche dixit. Pero me parezco a Scarlett Johanson en Lost in Translation... hago fotos, pero son malas. Y escribo, pero es que, lo hago muy mal.
- Pues te digo lo que le contesta Bill Murray: sigue haciéndolo... y ten paciencia.
- Creo que cuando acabe voy a seguir con Kierkegaard, Camus no para de nombrarle.
- Tu vida es una fiefzta
 - Un jolgorio constante...


martes, 24 de marzo de 2015

De Profundis y la Confianza


- La lluvia me vuelve una loba esteparia, no quiero ir a ninguna parte, la lectura me afecta más, me vuelvo subversiva y encuentro mil excusas y razones para pensar que mi trabajo debiera consistir en seguir cultivándome, pasar más tiempo dedicado a eso, y no al paripé de estos días en que no se avanza y haces viajes para nada, para pegarte el madrugón, que ellos te miren con cara de no tener ganas, y tú mirarlos a ellos con cara de tener menos todavía
- ¿...Y?
- Y... nada. Y pobre Oscar Wilde, que con todo lo listo que era, se dejó engañar. Le pasó un poco como a Kafka, guardaba un rencor inmenso, por cosas que él había decidido hacer, por personas a las que él quería, que eran su debilidad. Kafka culpaba de todo a su padre, y Oscar, al hombre del que, aunque no lo diga claramente, se enamoró hasta las trancas; y que se aprovechó de él, le llevó a la quiebra y, por si fuera poco, acabó en la cárcel por su culpa.
- ¿Dónde has leído eso? Aaah, espera; en De Profundis, que lo escribe desde la cárcel, ¿no? aún no lo he leído
- Sí... el pobre, encima, sólo podía crear, escribir, (concentrarse) cuando el otro le dejaba en paz. Casi no termina de escribir Un Marido Ideal por su culpa. Es una mierda decidir cosas que no queremos por gente que no lo valora. Y es una mierda ser tan listo y que luego no sirva de nada...
- Inteligencia emocional Vs inteligencia creadora...
- Tiene que haber un término medio. Como la gente que sólo explota el hemisferio derecho del cerebro, y se olvida del izquierdo. Eso es paroxístico. Igual que lo contrario. No se puede ser sólo emocional, o sólo cerebral. O como yo, que soy dulce hasta que, de repente, reviento. Me lo suele provocar ese tipo de gente. Y el solipsismo, así en general; creo...
- Te lo he dicho muchas veces. La frustración te viene de no decir las cosas a tiempo, con tiempo, y dándote igual lo demás
- Ahora me preocupa otra cosa... La confianza. No soy capaz de preguntar cosas, de reconocer que quiero saber cosas. No sé por qué, supongo que para no parecerme a un tipo de persona que no me gusta. Y porque siento que no tengo derecho a hacerlo. Pero debe haber un término medio. Y a mí se me da fatal delimitarlo...
- Estamos en el mismo punto, aristotélica. Tienes que echarle cojones a las cosas
- Ovarios
- Pues eso
- Y... me vuelvo occamiana, y en lugar de preguntar, observo, induzco, y saco conclusiones...
- La ciencia , además de sacar conclusiones inexactas, tarda más en llegar a verdades en este caso, que preguntando...
- Pero... usar la inducción es más elegante que preguntar...
- ...Y denota más desconfianza, eso que tú reclamas que otros te den
- Maldito Wilde, que no me enseña...
- ...Maldito Occam, que no te sirve.



domingo, 22 de marzo de 2015

Esplendor en la Hierba

"No entiendes lo que quiero decirte. No sé llevar fuera la marea que tengo en la espalda.
Cuando se nos nubla la vista. Y comienza la búsqueda con las manos, con la boca, y los miedos martillean el cerebro, hasta que me doy cuenta, y vuelvo. Y entonces dejo de resistirme, no puedo respirar bien, y exploro, miro, acaricio, me voy acercando. En un compás de sensualidad, tan familiar, y tan nueva. Todo el tiempo siento que exploto, sin hacerlo. Así el deseo nunca se apaga, y quedan eternas las ganas de seguir    explorando. Y hablar de sueños, entre el sueño y la vigilia. Del esplendor en la hierba"

jueves, 19 de marzo de 2015

Fuck Up

- Me gustan estos días, nublados, cerrados.
- Eso dice todo el mundo... me parece una pose.
- Sí, tienes razón. Quería decir, que me gusta hoy, este día, esta tarde, porque no tengo que ir a ningún sitio, porque ya he terminado mi ridícula "jornada" laboral, y puedo dar rienda suelta a mi imaginación, hablar contigo, darte el follón
- Pues no te voy a dejar. Me voy a adelantar. Ayer fui a ver una obra de teatro. Trataba sobre cuatro chicas, en una cinta, andando... durante tres mil kilómetros.
- Suena... ¿divertido?
- Me recordó a mis padres, tan absortos, viendo telebasura...
- Tus padres, que son inteligentes... triste eso.
- Mucho. Últimamente siento que estoy despertando, que me consumo y nazco de nuevo. Estar activa me mantiene alerta, mental y físicamente. Estoy retomando lecturas gracias a tener que enseñar historia a mis alumnos. Libros que me llevan acompañando tantos años, y no les presté la atención suficiente. Es como si, después de tantos años de haber terminado mi carrera, me llamara Hannah Arendt, Dostoiesvki, hasta Bakunin.
- Hoy he hablado con mi padre, precisamente, del socialismo, del anarquismo, de la educación. Hemos acabado discutiendo, claro.
- Puede que él, aun con toda su sensiblidad, no entienda que ve el fallo en el lugar equivocado
- Al menos, me escucha. Pero tú me hablabas de tres mil kilómetros. ¿Qué pasó en la obra?
- Pues... que me hizo pensar. Más allá del mensaje en sí, más allá de que somos víctimas y verdugos de una sociedad de consumo (humano, de emociones, también) sin límites. Una de las chicas se libra, consigue salir, leyendo un libro. Se quita el disfraz, y escapa. No creo que sea tan fácil. Pero a mí me sirve. Me he dado cuenta de lo pequeño que a veces siento, imagino, y me creo que es mi universo. Clases, alumnos, batalla diaria, ilusiones, sí; utopismo, también... pero con cierta dosis de autoengaño. Y, emocionalmente, decepción tras decepción. Música en el coche, aprovechar para hablar sola en él, contestar a todas las preguntas que normalmente no me atrevo a responder... y frustración. Y mi vida podría ser mucho más, más de todo, y menos de lo demás. Cada vez me siento más en casa, en cualquier parte. No necesito una mano, una concreta, que me de sentido, que me apoye, en quien confíe.
- ¿Hablar sola en el coche?
- Sí...
- Eres divertida...
- Absurda, más bien.  Llevo tanto tiempo sin escribir, que me oculto bajo hipotéticas conversaciones para expresarme.
- Es rara esta metaconversación
- Cállate
- No quiero
 - ...

Absurda, lo que yo decía


martes, 17 de marzo de 2015

Fantasmas Invertidos

- Buenos días
- ¿Qué tal has dormido?
- Pues bien... sólo me he despertado una vez
- Yo he soñado algo extraño. Estábamos en una casa que se supone que era la nuestra. Había cosas que yo miraba como si nunca las hubiese visto antes, y tú hacías lo mismo, conmigo. Pero tú no estabas extrañado. En la casa era como si hubiese señales por todas partes, de dónde nos situábamos, señales enigmáticas, que habías puesto tú. Como si estuviesemos en Londres, era una casa para extranjeros londinenses que vivían en la costa de España.
- Curioso, sí. Y, ¿qué más?
- Pues, después vi que había un buró, justo como el que tú tienes... y pensé que tenías dos. Y estaba lleno de fotos antiguas. Entre ellas, una de mi madre, con un poco más de la edad que yo tengo ahora, con una cara de niña inmensa. Como si no fuera ella. Como si no fuese mi madre. Una foto de esas que se hacían en los calendarios, del año 96.
- Debía estar guapa. Tu madre, digo.
- Ya lo creo. Guapa y una completa desconocida. Así la siento siempre que veo una foto de ella, de cuando yo era pequeña. y tú, ¿es que nunca sueñas? Nunca me has contado ningún sueño, que yo recuerde.
- Si sueño, creo que nunca lo recuerdo
- Eso puede ser una suerte. Los sueños, a veces, te traicionan. Cuando sueñas aquello que temes, y se hace real, entonces empiezas a pensar que ese temor forma parte de tu vida. Es el poder que tienen.
- Pero también te ayudan a mirar dentro, en lo que no te gusta, aunque no te guste. Y puedes sacar de ahí algo para ti; algo hermoso.
- Me han dado ganas de retomar el libro del desasosiego de Pessoa... ¿Eso cuenta?
- Todo cuenta. Yo creo que estás descubriendo algo. Estás buscando donde aún no te conoces.
- Así siento que llevo toda la vida.
- Has soñado algo más, ¿verdad?
- Pues sí... ¿cómo lo sabes?
- Porque me falta un fantasma invertido en lo que dices.

domingo, 15 de marzo de 2015

Sylvie

"- Esa foto es como un fantasma. Un esbozo de la chica que dibuja el paseante, la que persigue y la que imagina y desea. Todas y ninguna al mismo tiempo. En una de esas historias que suceden en cualquier vida, pero que no se hacen realidad.
Está como difuminada. O mejor, superpuesta. Se ve como una sombra encima a modo de espectro, y detrás ella misma de espaldas. Parecen confundirse la mujer real, la que el paseante cree reconocer y la que dibujó.
La idea es que la mayoría de las historias que pasan en nuestras vidas nunca llegan a ocurrir realmente. Sólo en potencia. Como posibilidades. Como Sylvia. Son vidas posibles, virtuales. Caminos que se bifurcan, y en los que a veces nos perdemos, física o espiritualmente, como le sucede al flaneur mientras persigue a Sylvia. En cada acontecimiento, en cada encuentro que tenemos, por fugaz que sea, está latiendo una historia en potencia, que posiblemente nunca ocurra, pero que podría cambiar por completo nuestra vida. Esas historias posibles merecían también ser vividas. Cada vez que el paseante dobla una esquina, espera encontrar a Sylvia. Como nosotros esperamos encontrar una historia con cada elección que tomamos.
- Y, ¿qué hacemos, si no la encontramos?
- Seguir soñando, seguir caminando, seguir dibujando... porque hay cientos de historias esperándote. Y todas contienen una vida en sí mismas. Los caminos no acaban nunca, si tú no paras de caminar. Tú tienes la suficiente imaginación y sensibilidad para crear historias nuevas. Porque, aunque sean historias potenciales, deben ser completadas por nosotros. Al elegir, nos convertimos en protagonistas y en espectadores a la vez, lo que nos permite poder crear algo nuevo y contemplar nuestra obra."

miércoles, 11 de febrero de 2015

Conversaciones...

Y no con Deleuze... (que también):


" - Tómatelo como una oportunidad de aprender y vivir cosas nuevas

- Me apetece, me da miedo no estar a la altura, pero me apetece
 - Explícame la relacion de Spinoza y Pepe Espaliú
- Si ves vídeos de la etapa final de su vida, hablaba constantemente de Spinoza, de cómo había aprendido con él a ver la vida de otra manera, a orientar su obra de otra manera, una espiritualidad de la sustancia materializada...bueno, a mí me pasó lo mismo. Esa espiritualidad material de la sustancia... ese borramiento del yo que afirmación en la sustancia y sus modos.
Casi todos se fijan en su teoría de los afectos, pero olvidan la primera y la última parte de la ética
todavía está por reescribir la filosofía oriental zen a la luz de Spinoza (en lugar de hacerlo con el puñetero Heidegger)

Lo que Spinoza tiene de revolucionario, además de lo que puedan decir los negristas (Negri & Co.) es la visión del mundo: es esa visión del todo y de la nada , que es flipante
te pone en tu sitio
- y eso, ¿cómo es?
- La Sustancia es todo lo que es (que no es todo lo que hay,eso es diferente, eso hace relación con los atributos y demás) y sus modos infinitos, que no tienen que ver directamente con lo existente real como tal; es como el plano virtual de Deleuze o lo preindividual de Simondon pero a lo bestia
los del new age se lo han apropiado hablando del'universo' (incautos, será 'multiverso'), pero no han entendido nada.
Y la borradura del yo hace referencia a la inherencia en la sustancia.
Es decir, al plano en el que mi individuación concreta deja de serlo para serlo pero de un modo adherido a ese plano virtual.
Claro, cuando se empieza a leer así la Ética, todo empieza a cuadrar...
Creo, oye, que yo sigo empapándome de Spinoza, cada día descubro nuevas cosas
- Explicame lo de que la individuación concreta deja de serlo para serlo pero de un modo adherido a ese plano virtual
- Individuación; hay muchas individuaciones: física, biológica, psíquica, social ...; la individuación sería el modo en que algo adviene, sucede y se sucede, siempre individiduándose a sí mismo (sobre todo aquellas individuaciones relacionadas con lo vital)
ok... ¿qué es lo que permite que algo advenga (de advenir, devenir), individuo?
que es lo que hace que Elia sea esta individuo concreta de aquí y ahora?
multitud de factores, ok, eso es algo evidente...
pero la 'energía' (no se confunda con la perorata new age, please, hablamos de cosas reales, jajaja), de donde proviene
del campo de inmanencia
de lo preindividual que coexiste con tu modo temporal de ser, de devenir
cuál es ese campo preindividual para todo: el ser absoluto (no en el sentido hegeliano, aquí no hay dialéctica, sino equilibrio metaestable)
la sustancia spinoziana
la causa sui
mutatis mutandis y resumiendo cientos de páginas y horas de conversación
la nada zen, el ser hindú, etc, etc
la natura naturans
lo que quieras
saberse inherente a ese campo no es ni más ni menos que saber que sólo somos (o representamos) una individuación concreta que por supuesto desaparecerá de nuevo en ése plano
cuando nuestro compuesto se deshaga
jajajaja
oye, eso es liberador
se te quita la tontería
ni alma inmortal ni mente cuántica supravital ni leches
ya somos ese ser completo pero sin el plano de individuación y sin el tiempo crónico
- Pero, ¿eso no lo sabíamos ya?
no refleja el sinsentido?
o dime: Elia, no has entendido nada
jajaja
- No, no, a lo mejor el que no ha entendido nada soy yo (que será lo más problable)
por qué te libera esto más que otras cosas que ya nos han sido dichas?
explícame de qué forma te libera... 
- me libera a mí, a los demás los libera un dios, un ente o la última chorrada; fundamental: el oído, jajajjaa
- pero ¿qué te libera exactamente?
- pasado, presente, futuro... existir existen desde que tenemos memoria, en el plano de individuación, claro (aunque habría que examinar cuál es el modo de su existencia); pero desde la perspectiva de la sustancia, atemporalidad
es que en este plano el sentido y sus contrarios ni siquiera tiene sentido planteárselos
- entiendo
- esas cosas son para ir a comprar el pan, trabajar para pagar las facturas, para convivir con el resto de animales, etc
estas cosas del lenguaje
es necesario, claro
pero que no me venga Nancy a hablarme del sentido: está jugando con él, pero no se divierte
jajajaja
se ponen todos tan serios con eso del sentido
jajajajjaa
- ¿nancy? jean-luc, o la nancy de toda la vida?
- Jean-Luc de toda la vida suya
aunque desde que le trasplantaron el corazón ya parece que se lo toma de otra manera, todo hay que decirlo
- y ¿cómo aplicas eso a tu vida?
- muy fácil: hago 'balconing' todos los días con mi vida
jajajajja
- estoy segura de que eso lo hacías ya antes de leer a spinoza
- sí,pero era más tragicómico
ahora ya hago el pino con la lengua
yo llevo una vida corrientita, con mis rutinas (por favor, que si no me desoriento, literalmente, soy un vulgar neurótico lleno de manías), pero luego tengo ese otro lado materialemnte espiritualizado que es lo que me da la vida
- pero no te pierdes
le pones plomo y alas a tu razón, según te place
y lo eliges...


-  No se va a aburrir de ti, eso no es posible
- ¿Lo piensas de verdad?
- Claro; si no, no lo diría. 
¿Por qué piensas eso?
- Porque siempre estás en búsqueda, y porque sé mirar el 'alma' de las personas...
- No te imaginas el valor que tiene para mí que tú me digas eso...
- Es lo que experimento. Mira, yo estoy en búsqueda constante y en guerra permanente; me contradigo muchas veces y soy algo cobardón que adora refugiarse en su castillo para observar el mundo; sólo soy un pobre hombre que vive intensamente, nada más
- ¿Qué es eso que 'ves' en mi alma?
- 'Ver' el alma es algo muy sencillo (por eso cuesta tanto a tantos): ver, mejor: experimentar el alma de alguien es conectar con los afectos,perceptos, variaciones, intensidades que te habitan, que nos habitan a todos, en ese plano de inmanencia; tu 'alma' es intensa, apasionada, es muy de intensidades de todo tipo; no voy a emplear el adejtivo 'bella' porque me recuerda al 'alma bella' hegeliana y no es eso; está muy en el nivel de lo atemporal, lo ideal para la creación. Y cuando hablo de 'pasión' no sólo me refiero al término que usan comúnmente los coetáneos; hablo del conatus, del afecto y de las afecciones, del páthos griego y del hindú, de la vida experimentándose a sí misma. De lo que tiembla en el temblor."