domingo, 15 de marzo de 2015

Sylvie

"- Esa foto es como un fantasma. Un esbozo de la chica que dibuja el paseante, la que persigue y la que imagina y desea. Todas y ninguna al mismo tiempo. En una de esas historias que suceden en cualquier vida, pero que no se hacen realidad.
Está como difuminada. O mejor, superpuesta. Se ve como una sombra encima a modo de espectro, y detrás ella misma de espaldas. Parecen confundirse la mujer real, la que el paseante cree reconocer y la que dibujó.
La idea es que la mayoría de las historias que pasan en nuestras vidas nunca llegan a ocurrir realmente. Sólo en potencia. Como posibilidades. Como Sylvia. Son vidas posibles, virtuales. Caminos que se bifurcan, y en los que a veces nos perdemos, física o espiritualmente, como le sucede al flaneur mientras persigue a Sylvia. En cada acontecimiento, en cada encuentro que tenemos, por fugaz que sea, está latiendo una historia en potencia, que posiblemente nunca ocurra, pero que podría cambiar por completo nuestra vida. Esas historias posibles merecían también ser vividas. Cada vez que el paseante dobla una esquina, espera encontrar a Sylvia. Como nosotros esperamos encontrar una historia con cada elección que tomamos.
- Y, ¿qué hacemos, si no la encontramos?
- Seguir soñando, seguir caminando, seguir dibujando... porque hay cientos de historias esperándote. Y todas contienen una vida en sí mismas. Los caminos no acaban nunca, si tú no paras de caminar. Tú tienes la suficiente imaginación y sensibilidad para crear historias nuevas. Porque, aunque sean historias potenciales, deben ser completadas por nosotros. Al elegir, nos convertimos en protagonistas y en espectadores a la vez, lo que nos permite poder crear algo nuevo y contemplar nuestra obra."

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