sábado, 28 de marzo de 2015

Sísifo y Novecento

- ¿Qué te parece el Mito de Sísifo?
- Pues que Camus escribió una obra de arte... tiene páginas que descartaría, pero en general, me encanta. ¿Por?
- Pues porque me encanta la fuerza que tiene, cómo empieza a hablar sin tapujos de la vida y la muerte, de la elección y del suicidio... me encanta porque es como si alguien de repente te diera un codazo y te dijera ¡eh, gilipollas, estás ahí, despierta! Como cuando Alessandro Baricco pone en voz de Novecento: "Es como un grito gigantesco, que grita y grita, y lo que grita es '¡Pandilla de cabrones, la vida es algo inmenso!, ¿queréis enteraros o no? Inmenso'" y...
- Qué bonito Novecento, el hombre que cuando tocaba el piano bailaba con el océano, viajaba a países donde había muchos tigres y mujeres con el pelo perfumado... Perdón... ¿ Y?
- ...Y  no sé, quiero que lo lean mis alumnos. Creo que necesitan leer algo con esa fuerza... a ver si Camus consigue despertarlos; yo no lo hago, no todo lo que me gustaría.
- ¡Me parece una idea genial!
- "Pero, ¿estás loca? ¿cómo vas a hablarle del suicidio a tus alumnos?" ¿No vas a decirme eso?
- ¿Por qué? Creo que es algo que puede llamar su atención; si no le enseñas la filosofía como disciplina, la filosofía de salón, y en su lugar, le hablas de la vida en estado puro; lo que tiembla en el temblor, les servirá más y te lo agradecerán siempre.
- Lo que tiembla en el temblor...
- Sí, el alma que está al nivel de lo atemporal, lo ideal para la creación, la vida experimentándose a sí misma. Tienen que pensar desde los límites para verse. No es una invitación al suicidio. Es una invitación a la vida. A la vida de verdad, la auténtica vida de la que hablaban él y su amigo Sartre.
- Creo que hay muchas personas que  son como Sísifo... incluída yo. Que llevan su piedra de un lado a otro, siendo su piedra su creación y su losa, las dos cosas a la vez, a un punto. Su mayor tesoro y su mayor condena. Y la dejan caer una y otra vez, esa es la condena. Veo eso muy claro a veces, en algunas personas que brillan para después oscurecerse. Pero no sé verbalizarlo. Como Antígona, lo veo todo desde la tumba, pero no sé ayudarlos; no sé salir.
- No es tu misión. Tienen que sacarse ellos solitos
- Pero... para qué he leído tanta psicología, si luego no sé aplicar inteligencia emocional con la gente que tiene una sensibilidad increíble, pero luego se les cae como una piedra, encima. Yo a veces sostengo la mía, me tiembla el pulso, pero la sostengo... cada vez se me cae menos, o eso intento, y creo. E intento, pero no me sale el grito para que no se les caiga a los demás. No sé evitarlo, ni entender por qué no sé hacerlo.
- A lo mejor es que quieres cargarte con piedras que no te corresponden. Mándale eso a tus alumnos. Ama, y haz lo que quieras, agustina.
- Haz de tu vida  una obra de arte... Nietzsche dixit. Pero me parezco a Scarlett Johanson en Lost in Translation... hago fotos, pero son malas. Y escribo, pero es que, lo hago muy mal.
- Pues te digo lo que le contesta Bill Murray: sigue haciéndolo... y ten paciencia.
- Creo que cuando acabe voy a seguir con Kierkegaard, Camus no para de nombrarle.
- Tu vida es una fiefzta
 - Un jolgorio constante...


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