sábado, 6 de abril de 2013

Desde la otra orilla

Te saludo de semana en semana. Normalmente en sábado o domingo, que es cuando puedo despedirla, generalmente con una sonrisa, que al final nunca va tan mal. Siempre descubriendo libros nuevos, y, con suerte, se cuela algún concierto de jazz. Casualmente del profesor de música que era tu compañero en el instituto donde trabajaste. Siempre sonriente y siempre un crack. Es estupendo ver que a pesar de la porquería que nos mandan desde arriba, hay tantas personas capaces de levantar paraísos de belleza y alegría. Con un contrabajo y un piano que de repente se cuelan en un bar cercano, un jueves cualquiera. Donde te encuentras a media familia, entre amigos y desconocidos con los que tienes tanto de qué hablar. Y eso te ayuda a recordar que aunque no estés en la mejor ciudad del mundo, siempre puedes encontrar, si no tu lugar, al menos sí, tantos lugares comunes. Vivamos...

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