jueves, 31 de enero de 2013

Una indígena fuera de la reserva

"Pues, sí... Doy un poco el cante. Me estoy riendo... ya sabes cómo".

Sigo sin saber si hago de mi vida un festival que muchas veces es aburrido, pero otras, la mayoría, simplemente no busca sentido y yo lo voy improvisando.
Antes me pesaba, el tiempo se arrastraba como una tortuga, me hacía cuestionarme a cada paso para qué y hacia dónde me estaba llevando.
Supongo que son voces familiares que me siguen acompañando, pero ahora por fin, disfruto el camino, me siento afortunada de poder estar aquí y ahora contigo, aunque dentro de una semana no sepa dónde voy a estar, ni si tú querrás que yo me quede.
Y yo tampoco lo sé.
A veces las vidas que se presentan a sí mismas, con confidencias compartidas a oscuras en una intimidad que no se corresponde con la real, que parecieran obligadas a vivir en la rapidez que marcan las circunstancias pero que no dejan que afecte, fuerce ni estropee lo que construyen.
Y ni yo misma me sé explicar lo que siento, y miro esta ciudad que se me abre desde tus ojos, tus desgastados ojos que conservan tanto brillo, que aún no he aprendido a descifrar, y sin embargo me río, porque todo es bonito y agradable. En este mes que siento cuánto necesito un cambio, y las posibilidades que se abren bajo mis pies.
Parece que la culpa ha abandonado mi camino, se queda sentada en un rincón, y me mira, pero no se atreve a acercarse, aun cuando yo tengo que llevar cuidado... y agarrarme de vez en cuando.

Fuentes: Caótica Ana, (en Barcelona)

No hay comentarios:

Publicar un comentario