miércoles, 26 de diciembre de 2012

Máscaras

Y dar gracias a la vida (...que me ha dado tanto) por leer en tus expresiones, por escuchar lo que no dices, sentir lo que me ocultas, y ver tan claro lo que es tan grande.
Lo que nos perdemos entre danzas de marionetas, de vidas con disfraces, de bosques de abedules, que nos impiden ver cada árbol con toda su singularidad.
Lo que nos gusta nuestra careta, y aferrarnos a lo que no nos identifica.
Si aceptáramos que lo que ocultamos es lo más grande que tenemos.
Si en vez de elegir el miedo, la maza, el consuelo, agachar la cabeza, la frente marchita, si en vez de eso te mostraras, me mostrara, yo no tendría que quedarme sin fuerzas y tú no tendrías que echarme de menos, yo podría conocerte de verdad y tú sentirías mi mano recorrerte entre risas, llantos, la dulzura de los arrecifes, de las caricias, dedicadas a eso que escondes,  que me reprochas, y que te inhibes.

(Fuentes: Gracias a la vida de Mercedes Sosa, el árbol de la ciencia Pío Baroja, la maza de Silvio Rodríguez, utopías de infancia, y la incomunicación)

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