Pero ya no importa
que las balas me alcancen
ni que yo te lance claveles
que tú nunca vas a oler
y papeles
en los que nunca voy a escribir,
mientras me toquen
los dedos del viento.
Ahora me dedico a escucharle
-a través de tus ojos, tal vez-.
Pero morir llena, no vacía
Y yo voy sumando cadáveres
en esta dramática comedia
que alguna vez espero convertir
en arte y poesía.
Esto no es una elegía,
ni es un romance, ni un verso
Más bien una acción de gracias
Por darle a mis ansias
razón para un beso
Una modesta corona encontrada en la aurora.
Tú me recuerdas el mundo de un adolescente
Un seminiño asustado, mirando a la gente
Un ángel interrogado, un sueño acostado
La maldición, la blasfemia de un continente,
y un poco de muerte…
Y un poco de muerte.
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